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martes, 22 de marzo de 2011

Cuarta hora, inglés.

¿Y si puedieras parar el tiempo? Si pudieras elegir, seleccionar qué hacer, qué será aquello que quieres que pase, aquello que repercutirá en tu futuro...
Aquí estoy mirando por la ventana. Alguien habla, la verdad es que no presto atención. Ahora mismo no estoy aquí. Estoy en otro sitio. En ese que me gusta tanto: en mi mundo.
Definitivamente no estoy sola, estoy con él. Almenos eso creo, quizás sea una ilusión dentro de mi propia fantasía, quizás no.
Quizás, siempre quizás. Bueno, es que es así. Nadie sabe si todo es verdad pero, ¿acaso sabe alguien si todo es mentira? ¿Acaso sabes tú si aprobaré matemáticas? ¿Acaso se yo si realmente soy algo para ti? Ventajas y desventajas hay para todo.
Venga, ven. Dame un beso. Abrázame. Te echaba de menos. Muchas veces echo en falta una caricia, una palabra, una mirada, un gesto... Pero dicen que no hay que ser inconformista, supongo que tengo lo que merezco o lo que puedo merecer. Pero es que hay veces en las que siento que no tengo nada. O eso me hacen creer.
¿Ahora mismo? Ahora no. Ahora me siento bien, me conformo. Estoy feliz. Puedo reírme de uno mientras otro me hace reír. Alomejor lo merezco, quizás como ese uno dice, él no me merece a mí. Pero la verdad es que me da lo mismo. ¡Puñetas! Estoy harta de terminar siempre hablando de lo mismo cuando ni si quiera te lo mereces. Pero ya ves, una palabra lleva a la otra. Igual que el destino me llevó a él. Y ahora no quiero dejarlo escapar...

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