-->

lunes, 16 de mayo de 2011

Déjame

Dejame recibirte en la puerta con un beso.
Deja que te prepare la cena mientras tu te estás duchando.
Dejame conversar contigo, mientras saboreamos la comida a la luz de las velas.
Lavaremos juntos los platos. Luego, nos sentaremos en el sofá a ver la tele. Sin prestar mucha atención a ella. Simplemente en aquellas noticias que quizás sean de mayor importancia. Las comentaremos. Quizás lleguemos a un mutuo acuerdo, a una posible solución. Pero luego se nos olvidará.
Estaré acurrucada con los pies doblados sobre el sofá y mi cabeza en tu hombro. Bostezaré y me preguntarás: "¿A la cama?"
Y yo me levantaré y subiré corriendo las escaleras envuelta en la manta que antes tapaba nuestras piernas.
Y tú me seguirás... Y yo, sonriéndote, estaré de rodillas sobre el edredón blanco. Apareces por la puerta, y yo, jugando a ser pequeña, tapo una sonrisa tímida. Sonríes, te acercas.
Todo es tan perfecto...
No, todavía no...
Sí, ahora sí... Ahora sí que es perfecto.
Y solo alumbra la luz del pasillo que se filtra por la puerta.
♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥

Y tú, y yo. Y una cama revuelta.
Suspiro. Estoy tumbada sobre tu pecho. Escucho tu respirar. Los latidos de tu corazón. Unos latidos tranquilos. En calma. Seguros.
Busco tu mirada, pero no la encuentro. Está bajo esos párpados. Viendo lo que desearíamos ver en un mundo real y no en ese que nosotros inventamos. Pero no por ello no nos conformamos.
Y me levanto. Descalza. De puntillas. Apago la luz del pasillo. Cojo el edredón y, contigo, nos envolvemos en él.
Entreabres los ojos, me sonríes. No hace falta decir nada para saber lo que ese silencio está gritando en ese momento.
Yo tampoco te lo digo, pero sin embargo tú lo sabes.
Ambos lo sabemos. Y te doy un beso.
Un beso de buenas noches.
Y no como el de ayer, no. Este es único.
Porque cada momento contigo es un nuevo regalo que tengo que agradecer.
Y cierro los ojos mientras te abrazo. Feliz. Feliz de estar ahí. Feliz de estar feliz.

No hay comentarios: