-->

lunes, 13 de junio de 2011


Idiota. ¿Por qué mi móvil no suena? Idiota. Idiota. Llama de una vez. ¿Por qué no llamas? ¿Acaso no lo ves? Estoy esperando. Tic, tac. Tic, tac. Ohh, Dios. Estoy empezando a ponerme nerviosa. ¿Es tonto? Sí. Agg. Las doce y veinte. Ni si quiera me he cambiado de ropa. Me he metido directamente en la cama. Enfadada. Sí. Estoy enfadada. Y ni si quiera me llamas. Yo quiero que me llames. Yo quiero que me llames para que me escuches enfadada. Para que sepas que fue un error. Que lo has hecho mal. Para discutirte. Decirte que eres un imbécil. Que eso no se hace. Que te odio. Que siempre me haces lo mismo. Que no tienes remedio. Que elijas blanco o negro. Que si es blanco es blanco y si es negro es negro. No quiero gris. Quiero rojo. Llama. Llama. ¿Por qué no suena? ¿Está roto, o qué? No, no lo está. Te juro que quiero pasar a tu lado y ni si quiera mirarte para que vengas detrás de mi pidiéndome perdón. Sí, eso es lo que tengo que hacer. No. No puedo hacer eso. ¿Por qué no puedo ser un poquito cruel? Cinco minutos más. Llámame. Te sabes de memoria mi número de teléfono. Y yo estoy aquí, esperando. Mis ojos están empezando a encharcarse. No. Hoy no es día de lluvia y, menos, en mi habitación. Una canción triste. ¿La quito? No, déjala. Total. ¿Qué hago? No. Soy yo quien está enfadada. Ni si quiera debería estar preocupándome. Soy idiota. Idiota. Idiota. Y tú también. Idiota. Idiota. ¿Qué es lo que pasa? Algo está nublando todo. Hay piezas que no están empezando a encajar. O quizás son piezas sueltas. Sí. Piezas que ni si quiera deberían estar. Sin embargo, no es así. No. Para. No quiero empezar a pensar. Por favor. Llámame. Llámame ya o empezaré a ahogarme en el recuerdo, en un recuerdo inexistente. Raro, extraño, tonto y tantas veces cínico. Parece que es jugar a hacerse daño…

No hay comentarios: