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domingo, 10 de abril de 2011

Encuéntrame. Sólo tú me puedes consolar.

A veces me gustaría que aparecieras de la nada. Que en noches como esta sintiera un toqueteo en la ventana, un mensaje, una llamada...
A veces me gustaría tener tu compañía, aunque sólo fuera un instante, sentirte cerca.
A veces me gustaría que invadieras mi noche, mi sueño y mi despertar.
A veces necesito de tus caricias, de tus abrazos. A veces siento que ya no sé besar si no son tus labios, que ya no quiero sentir presencia si no es la tuya, que ya no quiero soñar si no es contigo.
Una noche más en el mismo lugar, con la misma tristeza, la misma añoranza. Qué más me gustaría odiarte y no sentir esto noche tras noche. Pero ni si quiera soy capaz de odiarte. No soy capaz de nada...
Y lloro. "Contigo porque me matas, y ahora sin ti ya no vivo."
Hace frío y viento. Estoy aquí. En el lugar donde me sentía "bien". Mi lugar. No. Ya ni eso. Busco consuelo. Pero no lo encuentro. Lo tienes tú. Sin embargo, sólo tú me haces llorar. ¿Para qué engañarme? Lloraría si sintiera tus caricias. Dámelas.


Dame esos besos, esas palabras, esas miradas. Dame esos abrazos. Dame esos momentos, esos días y esas noches. Ese fuego y ese frío. Dame lo bueno y dame lo malo. Dame el recuerdo, no me des el olvido. Dame ese amor. Dámelo a mí, y sólo a mí.
Pero no se lo des a nadie más.

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